Algunos demostraron incredulidad, otros lo consideran un acto de cobardía inusitado, hasta hubo quienes sintieron rabia e ira, otros se dieron cuenta ayer de la falsedad del mito de que Ricardo Lagos Escobar era un estadista. A la mayoría, lo que más molestó fue ver como se escondió tras la “faldas” de Bachelet. La entrevista, transmitida por Radio Cooperativa, constituye para nosotros una vergüenza nacional.
A nosotros, la verdad es que no nos sorprendió, pues a pesar del lustre que saca él al haber hablado cuando otros callaban, se refiere al Gobierno Militar, se abstiene de decir que solo sacó la voz cuando esa administración había dado todos los pasos institucionalizadores, aprobado las leyes de la transición, llamado a un plebiscito, cuyo resultado respetó, y estaba a punto de dejar el poder.
Lagos, para nuestra modesta visión, es sólo un fantoche, un fanfarrón, con escasas virtudes, no olvidemos que es el principal culpable de la introducción de la corruptela en la Administración Pública, que realizó, además, una deficiente administración de los recursos del Estado, exterminó a las clases medias, liquidó a los más humildes, destrozando el aparato productivo formado por las PYMES.
Sus explicaciones de no haber asistido a la Comisión Investigadora de la Cámara de Diputados porque una oposición “poco democrática” se ensañaría en su persona, demuestra la ineptitud que siempre criticamos al ex Mandatario, una llamativa falta de valor moral y difusos conceptos de lo que es la democracia.
Pareciera que se acostumbró, en su época en La Moneda a que “todo funcionara” como reacción a sus gritos destemplados, con esa prepotencia que conocimos los chilenos, o con las “rabietas” que le daban en forma permanente, pero, casi nunca, respetando las opiniones de los demás ni al resto de las personas.
Entre las afirmaciones del ex sátrapa se encuentra aquella en que dijo que no pretendía lavarse las manos por el “diseño” del Transantiago y que el respondía “sólo” hasta el día en que dejó la Casa de Gobierno, asegurando, además que los santiaguinos no nos merecíamos el sistema de buses amarillos, haciendo saber la “pena” que le produce ver hoy a los ciudadanos esperando por horas la llegada de un bus.
Debemos reconocer, que sabiendo quién es el sujeto, teniendo una idea bastante clara de su escasa moralidad, simplemente nos dejó anonadados con su “cara de palo”, pues, al parecer aquejado de mala memoria, no recordó que su sucesora fue elegida en virtud de la descarada intervención electoral realizada en su gobierno, para lo que incluso se desvió fondos de los programas de emergencia.
Parece que tampoco “recordó” el Sr. Lagos la parafernalia con que anunció los planes de transportes, la inauguración de ferrocarriles, construcciones espectaculares como el “puente del Chacao” o la destrucción del Aeropuerto de Cerrillos para proporcionar un buen negocio a personajes muy cercanos a su coalición política. La presidencia de Lagos costó a los chilenos miles de millones de dólares, a cambio de los que recibimos sólo chatarra y frustraciones.
Nuestra Historia republicana no tiene registros de algún Gobierno con tan altos índices de corrupción, como el de Lagos por cierto, ni siquiera los Radicales . Claro que tampoco nunca habíamos tenido en la administración a maestros del engaño, que convencieron al país de que estábamos bien, haciendo pensar a los millones que lo pasaban mal que ellos eran los ineptos que no se subían al carro correcto.
Aprovechamos la oportunidad para recordar al ex Presidente que si terminó su período, en el que se caía solo por los escándalos de sobres sueldos y de aumentos de los valores de las propuestas públicas, fue solo por la ingenuidad de Pablo Longueira, que creyó que salvando al jefe de la pandilla, aseguraba la mantención del sistema institucional del país.
Por el bien de Chile la pandilla de Lagos, de la que forma parte Bachelet, debe salir de La Moneda, obviamente respetando los protocolos democráticos, por lo que es imprescindible terminar con las peleas de la oposición y ponerse a trabajar, de inmediato, en esta verdadera labor de profilaxis política. Tu voto, el del vecino, el nuestro y el de millones de compatriotas, debe ser el sobre “azul” para “despedir” a esta verdadera asociación mafiosa.
VENEZUELADecenas de miles de ciudadanos venezolanos salieron a las calles en Caracas para protestar por la reforma Constitucional que intenta imponer el tirano Hugo Chávez, que implica la reelección continua y sin fin de las autoridades. Casi sin plazo para oponerse, pues se realizará un referéndum el 2 de Diciembre, la oposición inició una campaña para sensibilizar al pueblo de los peligros de aprobar ésta norma tan poco democrática.*****
CHILE
El Jueves 8 se inicia en Santiago, en el velódromo del Estadio Nacional, la “Cumbre” por la Amistad y la Cooperación de los Pueblos, a la que asistirán connotados miembros de los gobiernos rojos americanos. Entre los asistentes se cuenta a los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, Evo Morales de Bolivia, Rafael Correa de Ecuador, Daniel Ortega de Nicaragua y el vicepresidente de Cuba, Carlos Lager. Sin duda este “equipo” rojo intentará hacer proselitismo político en Chile, porque no cejan en sus intentos de expandir su “socialismo siglo XXI” al resto del continente. Demás está que digamos a nuestros (as) amigos y amigas que para nuestra publicación no son bienvenidos este tipo de sujetos en el país.
PAKISTAN
Ante la eventualidad de que se anulara su “victoria” electoral, el Presidente, General Pervez Musharraf, dio un virtual auto golpe de estado, estableció estado de excepción y después de hacer ocupar militarmente la Corte Suprema destituyó a su Presidente, quien protestó por la ilegal medida de fuerza del mandatario. Las emisiones de Radio, TV, y el servicio telefónico permanecieron suspendidos por varias horas.
La medida fue justificada por necesidades de seguridad Nacional, el terrorismo y la “interferencia” de ciertos miembros del Poder Judicial. La ex Primer Ministro y líder opositora, Benazir Bhutto, volvió al país, anunciando que el pueblo no aceptará la maniobra de la dictadura y reclamando elecciones libres, además de limpias.
